Esta no es una receta muy mediterránea, al contrario, viene desde la fría Islandia, de la mano de nuestra muy querida amiga Sassa. El nombre del pollo se debe, como ya habréis adivinado a lo picante que puede llegar a ser. La primera vez que Sassa lo preparó para nosotros, casi acabamos con las reservas de vino y cerveza de toda Valencia. A ella le gusta muy, muy picante (será por el frío de Islandia), yo lo suavizo un poco. Ahora ya la receta
Ingredientes:
- Pechuga de pollo
- Maizena
- Aceite de oliva, sal
- Ketchup
- Salsa Lousiana o en su defecto, Tabasco
- Sirope de arce o en su defecto, miel
Elaboración:
El primer paso será preparar las pechugas de pollo, las cortamos en tiras anchas y después en tacos medianos. Pondremos el pollo en un bol, añadimos un poco de sal y la maizena y lo removemos muy bien, para que todo el pollo quede impregnado de maizena. Ahora ponemos el aceite de oliva en una sartén y freímos el pollo (que no quede demasiado tostado). Lo vamos colocando en un plato con un papel cocina, para que absorba el exceso de aceite. Mientras tanto en un bol mediano pondremos el Ketchup, el sirope (o miel) y un poco de salsa Lousiana (o tabasco). Tendremos especial cuidado con el picante, pondremos poco, probamos y corregimos si es necesario.
Ahora volvemos a poner el pollo en la misma sartén y añadimos la mezcla que hemos preparado y lo cocinamos unos minutos, hasta que caramelice. Solo nos falta, a comeeeerrr.
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